El deporte más hermoso del mundo, días cómo hoy recuerdo, es el futbol. Basketbol, americano y el baseball (Rey de los deportes? JA!) parecen ser muy bonitos pasatiempos, cosas que hacer durante el tiempo entre los partidos de futbol. Pero este domingo demostró que el futbol es la Mona Lisa (o el cuadro más bonito que puedan pensar) mientras todos los otros deportes son esa carita feliz con macarrones que hiciste en kinder 2. En 3 partidos diferentes, en 3 diferentes partes del mundo, el futbol fue un regalo de Dios. Estos 3 partidos tuvieron finales verdaderamente cardíacos, y no digo cardíacos cómo "Ah mira, eso estuvo emocionante" digo cardíaco cómo "NO MAMES, NO MAMES, TENGO QUE VOLTEAR A VER AL LADO PARA ASEGURARME QUE NO ESTOY TENIENDO UNA APOPLEJÍA O ALGUN TIPO DE ALUCINACIÓN DEBIDA AL PEYOTE".
El primero fue en tierras inglesas. El Manchester City necesitaba ganar para ser campeón, cualquier otro resultado lo dejaba en segundo lugar. Pero en el minuto 90 perdía 2-1 y parecía que el sueño que no se la daba desde hacía más de 40 años escapaba otra vez, pero fue entonces que GOL! de Dzeko que puso el 2-2 quedando 3 minutos, y una jugada después, al minuto 93, el Kun Agüero GOOOOOL! Y eso es 3-2 y (lo siento Chicharito) pero los Citizens son campeones.
El tercero es quizá el que menos les importe (probablemente no lo verán en las portadas de los diarios mañana) pero a mi me importó, fue en un pequeño barrio obrero de Madrid. En Vallecas, antes de que la jornada empezara, el escenario era optimista para el Rayito. Con los mismos puntos que el Zaragoza pero con mejor diferencia de goles, solo necesitaba no hacerlo peor que ellos, y recibían a uno de los (otros) peores equipos del toreno, y Zaragoza recibía al Getafe que no había tenido una mala campaña. Pero quedando menos de 5 minutos, en Vallecas seguía el 0-0, y el Real Zaragoza estaba ganando 1-0 al Getafe. El rayito parecía destinado a volver a la segunda división que había abandondo hace un año. Y fue entonces cuando un después de un rebote, Tamudo quizás en fuera de lugar, metió un cabezaso que enloqueció a todos en el miserablemente pequeño estadio del Rayito. Ganaron, el rayito se queda en primera por lo menos un año más. Acabando el partido toda la gente se metió a la cancha, abrazaron a sus jugadores y junto con ellos celebraron cómo si hubieran ganado un mundial.
Miren namás. Y espero hayan disfrutado esta entrada porque la tuve que escribir dos veces después de que misteriosamente se cerró justo cuando acababa la primera vez.
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