No me gustan particularmente las olimpiadas. En la mayoría de los eventos no sé quien es nadie, no estoy emocionalmente involucrado con ningún atleta, ni siquiera el hecho de haber sido expulsados al mundo del vientre de nuestras respectivas madres dentro de un mismo espacio geográfico me hace sentirme vinculado con participante alguno. Se me hace muy admirable la dedicación que deben de tener todas estas personas para con su profesión, pero honestamente para mi las olimpiadas son lo que tengo que pasar para que haya otra Copa Mundial de Futbol. Pero hay algo que si me gusta ver, los parolímpicos. Me quito el sombrero ante todas estas personas. A los altetas normales Dios les dio limones y ellos hicieron limonadas, a los parolímpicos les dió piñas coniferas ellos lo mandaron al diablo e hicieron limonada de todos modos. Que huevos han de tener.
Este es el comercial para los parolímpicos del 2012.
Ándale, quéjate otra vez.
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